RICR No. 51

El Comité Internacional de la Cruz Roja y la protección de los detenidos políticos (Continuatión)

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Abstract
Bela Kun instauró, el 21 de marzo de 1919, la dictadura del proletariado en la parte de Hungría que ni los rumanos, ni lo serbios, ni los checos ocupaban, es decir sobre todo en Budapest. El señor Haccius, delegado del CICR, acababa de llegar entonces a esa ciudad para ocuparse allí de la asistencia a los extranjeros y a la población civil, pero sobre todo de la repatriación de los prisioneros de guerra rusos. La actividad que desplegó este delegado, en tales circunstancias revolucionarias imprevistas, puede considerarse como la primera acción del CICR con respecto a los detenidos puramente «políticos» (de hecho, se puede apenas hablar de disturbios interiores, porque el golpe de Estado comunista no encontró sino poca resistencia y se llevó a cabo casi sin derramamiento de sangre). Esta vez, no se trataba, como en Rusia, de incluir, a veces, a nacionales en una ayuda prevista para los extranjeros, pues las dos catagorías estaban físicamente mezcladas, sino más bien de una decisión deliberada de innovar en interés de las víctimas que el CICR era el único en poder ayudar.

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