En el articulo que remitió a la Revista International, y que se publicó en nuestro número de mayo de 1974, la señora Helen G. Me Arthur, recipiendaria en 1957 de la medalla Florence Nightingale y ex directora nacional de los Servicios de enfermeras de la Cruz Roja Canadiense, evoca el magnifíco trabajo realizado, desde hace más de cincuenta años, por las enfermeras de la Cruz Roja en pequeñas comunidades instaladas en lugares retirados del país. Ese trabajo de pioneras, en el que debieron, y deben todavía, dar pruebas de energía y de coraje es el que describe la revista de la Sociedad nacional, Despatch (vol. 37, 1976) en artículo que a continuación reproducimos:Buena salud, buenas espaldas y deseo de ayudar a los enfermos son los atributos de toda enfermera, pero lo que lleva a las enfermeras de la Cruz Roja a solicitar ejercer funciones en los hospitales y en los puestos de enfermería de vanguardia, es, sin lugar a dudas, la atracción de la aventura, una firme confianza en sí mismas y una decidida determinatión de prestar asistencia a los enfermos.